Mírame una vez más, amor mío,
haz que de mi pecho desaparezca
por siempre el frío;
acúname con tu presencia,
enciende un fuego cada día
en el que pueda yo calentarme
y curarme de tu ausencia.
Dame una vez más tus labios
y que ellos viajen a través
de mi hasta llegar al punto
en donde siempre tú y yo
nos encontramos.
No quiero que nos separen
mares ni montañas,
aparta con tu mano
en la mía todas las
distancias y fúndete
en mi alma como
en la funda la daga
Beth:
Amita, acúname con tu presencia. Esto si que es un amor profundo.
Un gusto enorme leerte.
Sergei.