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La Real Orden de Las Perdularias 5

Ahora me acabo de acordar de uno de los viajes que hicimos juntas. Alquilamos una casa rural y pasamos allí un fin de semana con la única compañía del ulular del viento en las persianas y el aullido de los perros de la gente que regentaba la casa y que vivían a unos doscientos metros. La que más y la que menos había pasado un mal año y decidimos que para despedirlo como se merecía, es decir, a pedradas, nada mejor que reunirnos. Empezamos la noche de buenas maneras, vestidas de tiros largos y perfectamente maquilladas y repeinadas. Pero he de decir con algo de vergüenza, que ya después de las uvas y mucho champán trasegado nos pusimos los pijamas de franela; menos yo, que suelo dormir con camisetas que llevan estampados los escudos de algún regimiento militar. Es que adoro los uniformes; por más que me de pudor confesarlo. Y entre copa y copa, entre confidencia y confidencia, nos dieron las ocho de la mañana y ya empatamos con un chocolate caliente y unos almendrados, porque los churros son muy trabajosos de hacer y además engordan una barbaridad. A esa hora de la mañana teníamos un aspecto bastante lamentable. La que más y la que menos había derramado unas lagrimitas; no se si por efectos de las emociones de haber desnudado nuestra alma o porque el alcohol desinhibe, y mucho.
Hasta la pacata Luisa Fernanda nos confesó que en ocasiones su marido y sus hijos la cargaban mucho y en sueños había imaginado que se los cargaba a todos con un cuchillo jamonero. Leticia nos dijo lo que ya sabíamos; que tenía un nuevo novio y que era como todos los otros; un cafre impresentable. Leocadia admitió que se estaba interesando por un chico, pero tenía que ponerle a prueba porque había dejado de fiarse de los hombres. Sara Patricia seguía como siempre: dando buenos consejos a los demás pero haciendo lo que le venía en gana. Y la pobrecilla Claudia se atrevió a confesar lo que yo me temía; que era virgen porque empezaba a barruntar que quienes le gustaban eran las mujeres. Esto bastó para que Luisa Fernanda se lanzase a soltarle un discurso moralista digno de los tiempos del viejo general. Pero como todas empezamos a arrojarle cojines y almohadas, no le quedó más remedio que callarse. Yo estaba despreocupada porque nadie me había preguntado nada, pero Sara Patricia, que es una mala bestia, no podía dejar que me fuese de rositas.
-Y tú, doña Guiomar, Madre Superiora, ¿no tienes nada que confesar?
-A ti desde luego que no.
-Hay alguien en tu vida.
-¿Tú que sabes, comecocos?
-Te conozco. Llevas meses en Babia, riendo como una tonta cuando piensas que nadie te ve; hablando horas por teléfono, comprándote ropa absurda y sobre todo…has vuelto a escribir poemas.
Beth13 de marzo de 2012

6 Comentarios

  • Davidlg

    ay ay ay! lo de los poemas parece ir más allá de esta historia, madre superiora; sin embargo, estoy bastante disgustado con Beth. No puedo creer que nos dejes en ascuas de esa manera, eso es cruel!!!! :[

    Quiero pensar que en la siguiente entrega vas a continuar con la respuesta de Guiomar; además, ¿qué va a pasar con Claudia?, ¿será posible que esté enamorada de alguien de la orden? Tengo la impresión que Sara Patricia es como la oveja negra y también que sabe más de lo que parece. Un enorme abrazo y besos! :]

    14/03/12 04:03

  • Beth

    Todo se andará, ya habrá las contestaciones oportunas en su momento. Que hay que darle algo de suspense al asunto, caramba

    14/03/12 10:03

  • Endlesslove

    No se puede ocultar lo evidente… todo lo que hacías no hacía sino confirmar que sí estabas enamorada, la risa en el rostro es algo que delata, ¿por qué será?
    Un beso Beth

    14/03/12 09:03

  • Beth

    Pues no lo se, pero dicen por ahí que el dinero y el amor no se pueden ocultar. De lo primero, ando escasa, pero amor si que siento, a Dios gracias, supongo que quiere decir que sigo viva, a pesar de todo

    14/03/12 09:03

  • Danae

    Entrañable, llena de humor, esta conclave de amigas perdularias. Sigo leyendo.
    Un beso.

    04/04/12 04:04

  • Beth

    Yo creo que cualquier reunión de más de dos amigas es algo similar, con variaciones, pero siempre viene a ser lo mismo: confidencias, risas, alguna peleílla sin importancia...Un beso

    04/04/12 07:04

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