Cuando el mundo da la vuelta, amor,
y la quietud se escapa como
la bruma en otoño,
todo se hace añicos dentro de mi
y ya nada es seguro.
El miedo me persigue
como el lobo al cordero,
los malos pensamientos me atrapan
entre sus dientes de acero.
Es entonces cuando
todo se vuelve oscuro,
cuando la quietud me mata
y me disuelvo en lágrimas.
Y entonces, de repente, tu voz
llega desde lejos y me salva
como el capitán a su nave,
como un guerrero a su dama.
Y ya en mi corazón no es invierno,
todo brilla de nuevo y mi
océano otra vez está en calma
tan solo porque tu voz
me ha curado como el bálsamo
la herida, como al sediento el agua.
Beth: Me agrada leer tus poemas. No todo es vacío (invierno, como dices), sino que está lleno de pasiones, alegrías y tristezas.
Precioso poema, como todos los que hasta ahora he leído de tí.
Un beso
Carlos
Gracias Sandor. A veces, en la distancia, basta solo una voz que llega, te dice apenas un par de cosas y te cura de todos los males. Solo tiene que ser la voz adecuada. Un beso y de nuevo gracias