Hoy he recordado, amor, cosas
de hace ya muchos años.
Zapatos de otoño aunque
quizá todavía no se hubiese
acabado el verano;
zapatos que han de limpiarse
como cuando una cereza
me tiñe de rojo las manos.
Una sonrisa que no acaba
y tus ojos buscando los míos,
cuando yo todavía era un
leve esbozo, apenas nada.
Y después de tantos inviernos
solitarios como amenazas,
de puestas de sol en las
que en vano se busca esperanza,
has vuelto otra vez, amor mío,
y has cambiado mi vida
rompiendo los miedos
como lo hace en la
guerra el filo de una espada
o como siega la vida la guadaña.
Por todo eso y muchas más cosas,
cosas calladas, escenas que
no se cuentan, palabras
que no se hablan, tengo que
pedirte, amor, que ahora
que has vuelto, no te vayas.
