Quiero hacer planes contigo
y pensar en todos los
días aún no vividos,
esos que quedan entre
tú y yo, los que están
entre nosotros, escondidos.
Visitaremos a esos viejos
amantes que yacen
juntos tallados en piedra,
pero con el corazón encendido.
Nos vestiremos de otoño
en un bosque rojizo
y avanzaremos juntos
hasta una hermosa casa
de piedra, con paso
firme y decidido.
Pasearemos por esa playa
que ahora se vacía
y se llena de silencio
para deleitar nuestros sentidos.
Juntos compraremos en
ese mercado, el que
para ambos guarda
hermosos recuerdos de un
sueño que ha llegado,
de un deseo que por
fin se ha cumplido.
¿Qué compraremos, amor mío?
Tal vez rubios membrillos,
castañas para hacer dulces
y manzanas azules
que nos hagan una
compota con que
olvidar todo lo
ya padecido.
Lo ficiticio y lo real, amigo, a veces se entremezclan. Y se dice que la realidad supera siempre a la ficción. A Teruel no he podido ir todavía a presentar mis respetos a los amantes, pero algunas de las otras cosas son recuerdos de algo ya vivido y que espero repetir. Tampoco es que se trate de planes imposibles, como escalar el Everest.
Muchas gracias por tu presencia y comentarios. Cordiales saludos