Ahora que conozco el camino
y he sabido por fin que
la llave la tiene ese hado
crúel al que llaman Destino,
he decidido vivir sin rencor,
perdonar y entregarme al Olvido.
Porque es el Tiempo un buen juez
que a cada cual le da
sin temblar su merecido,
y no tiene sentido ensuciar
de odio o ira un corazón
roto pero todavía no vencido.
Moriré mañana sin nada;
ni gloria ni honores
ni falsas alabanzas
que adornen mi tumba
y me coronen cual nimbo;
más bien prefiero en mi
ataúd unas rosas silvestres,
un ramo tal vez de romero
y una oración entonada
en silencio. Una oración
que diga "cuanto la he querido,
tal vez aún cuanto la quiero"
Barrrrrrbaro amiga mia, que racha mas buena has cogido, espero no cambie nunca en cuanto lo bueno de tus letras, no asi de esa tristeza que se te respira
Besos
Antonio