Sir Brandy desde su atalaya
tu insomnio y el mío contemplaba,
y con el biorritmo perdido
se preguntaba, quizá, si
era normal tanto desatino.
En unas pocas horas viajamos
a Coimbra, Oporto y Lisboa;
sólo nos faltó comprar toallas
y darnos un paseo por Andorra.
Para mucho dan siete horas.
Para muchas confidencias,
para algunas luces y muchas sombras.
Las amarguras son distintas
aunque no las cante Chavela Vargas,
cuando a otro se confiesen
y se vacía el corazón
al ritmo pausado de una canción.