precioso resumen de ese viaje circular a Itaca, inevitablemente nunca lineal...es imposible por lo menos para mí..,son sentimientos como geéiseres abiertos que brotan de repente..de nuestras mismas aguas.
UN beso
Fue un breve momento de debilidad. Pero Ítaca, para Ulises. Penélope se ha ido. Un beso
Sutil como tu eres, como una caricia, hermoso, con si el viento acariciara tu pecho.
Una caricia nada más basta, para dejar de tejer, y apretarme, en ese sito donde yo y otros, deseamos vivir, o morir.
Te quiero.
No estoy bien, no me riñas, por favor, tu no.
Pol.
NO te riño, sabes que lo mío no es reñir, es decirte que sigas adelante, que hay gente a la que quieres y te quiere y que te necesita. Yo, entre muchos. Y alguien pequeño a quien le haces mucha falta. Además...no sé reñir, me da la risa. No tengo dotes de mando. Tampoco de obedecer. Cuídate, te necesito. Muchos besos
A veces se detiene el tiempo en la mirada de unos ojos, sean azules o no.
La poesía es preciosa, pero me ha maravillado su final.
Un saludo.
Gracias por tu tiempo. Ultimamente escribo poca poesía. Duele demasiado. Y estoy inmersa en una novela que me está sirviendo de terapia. Un cariñoso saludo y te reitero las gracias
... y el viaje a Ítaca se me
hizo corto, porque entre
tu azul y mi azul el tiempo
es tan eterno
como la nieve en la cumbre,
como el frío en invierno.
Qué será que en cada una de nosotras hay una Penélope que, invariablemente, vuelve a Ítaca de tanto en tanto ...
Precioso el azul que tejes, Penélope-Beth.
Un grandísimo abrazo