Tienes razón, amor, cuando dices que una persona sola no es nada. Es cierto también que si tú no estuvieses yo seguiría levántandome cada mañana.
que desayunaría, como siempre, zumo de naranja, café y tostadas; que saldría a hacer la compra y hasta vería ponerse el sol desde mi ventana.
Y me encontraría al llegar la noche una cama cada vez más triste y solitaria. Podría dar largos paseos, caminar sola por la playa, salir a comer con un libro como única compañía y en el alma el sabor amargo de la distancia.
Pero desde que tú estás, amor, cada día es diferente solo porque me das los buenos días cuando el sol se alza, porque desayunamos juntos y un café contigo borra la amargura y me devuelve la calma. Es distinto porque los kilómetros compartidos ya no se ciernen como amenazas, y cada momento a tu lado hace que brille el sol aunque la lluvia sin cesar caiga.
Es distinto todo, amor, porque a tu lado me duermo sin miedo, porque tus recuerdos se beben los míos y nuestras miradas se funden en un delicioso desvarío. Todo es distinto, amor, porque cuando dos soledades se dan la mano una realidad amarga se transforma en un maravilloso universo que cada amanecer se llena de esperanza.