Huyamos juntos a un
lugar sin retorno, a
donde se esconda el destino,
a un país que no tenga
fronteras, ni leyes
ni mandatos divinos.
Un lugar en donde yo
le pueda aullar a la
luna y tú no tengas
que irte apenas el reloj
marque la una.
Un lugar pensado
para que los vampiros
cenen a la luz de las velas,
donde la luz sea tenúe
y las cicatrices se curen
con solo posar mis labios
trazando encima un camino
cuajado de estrellas.
jajaja! La poesia divina, pero los comenmtarios...de lo mejor. Soys preciosos. Es como estar en un lugar con un monton de amigos vecinos reunidos pasandolo fenomenal. Besitos