Pies Inquietos
Tus dulces piernas son muy vivaces, nena. Tus pantorrillas, tus pies.
Déjame acariciarles con mi fluido más soez; pintar de blanco la piel que te cubre de la cintura para abajo, humillarte con esa viscosidad de ira y vida.
Llora, nena. Tus pies son muy inquietos.