TusTextos

El Ajustamiento

Sintiendo el gélido y pútrido aliento de la
muerte a mi lado, creo es hora de rendir
cuentas a un tiempo muy lejano pero cercano
en mi memoria, pues es cierto que en los seniles
recovecos mentales el pasado es más próximo
que el presente; por eso recuerdo como si fuera
hoy la triste noche que ahora me presto a rememorar.

Caía la fría oscuridad en enero, marcado día cinco
en el calendario, vísperas de reyes más concretamente,
cuando el infortunio de unos próximos acontecimientos
que me harán arder en el cadalso hicieron
de mí, entonces solícito caballero, un irresponsable
asesino sin cuentas ni auxilio por salvarla de su muerte.

Conocí esa noche a una dama muy guapa en la taberna,
y era en ese momento un juego pueril, una gesta
con recompensa, un hechizo babilónico que me hizo
inmiscuir en sus asuntos por ganar una apuesta, para
demostrar a los amigos que, además de conquistarla,
buena tanda de polvos le metía a la puta de Babilonia.

Y en esas me encontraba, presto con la zalamería,
en un rincón oscuro y apartado apropiado
para luego poder poseerla con mi miembro inhiesto;
al abordarla me rechazó por completo y preso de la ira
buen bofetón le di, pero quiso la rabia más y la así
del cuello hasta sentir su último aliento. Preso del
pánico salí corriendo y no caí preso. Ahora Satanás
me espera en el infierno pues mi dicha es el fuego eterno.
Birdland10 de septiembre de 2014

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