Voltereta
El armario de los niños buenos se encuentra lleno, pero al mismo tiempo está vacio. Es como el rumoroso río que muere lejos del mar, convirtiéndose en víctima de su propio caudal. Es bueno sentir la sal cuando uno es dulce, hay que intentar trasvasar fluidos y no convertirse en un monolito aislado en su propia vida miserable.
La belleza de las cosas se crea en su fusión, en la amalgama de la mezcla de las incertidumbres, en la confluencia de los cruces de caminos donde muchos convergen.
Un placer leerte.
Un saludo.
18/11/12 04:11