Entre el mar y una ciudad nueva
se abría un espacio
tibio,
tranquilo en su penumbra.
Las miradas amables,
ella jugando a despistar,
acarició mi espalda,
deditos inesperados...
La madrugada siguió su curso
arbustos difusos, lejanos ecos
olas intuidas musitaban mi oido.
Se incendió la noche
casi literalmente, sin metáforas.
Un espíritu amoroso lo pensó :
falta luz ,
y la prendió,
magia azul, belleza, sorpresa.
Fueron breves instantes, solamente,
continuó la noche afable
continuó el sueño
y el final del verano.
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® BLUESS. 21-9-2015
Me alegra saber de tí y que sigues en forma. Tu poema es precioso.
Carlos