En la noche del eclipse bebí de tu sangre y recibí
La iniciación que culminó en nuestro lecho
Así en la oscuridad sentenciamos nuestras vidas
A la plenitud de nuestros cuerpos por la eternidad
En cada gota que bebía sentía tu calor tan cerca
Consumiendo la fragilidad de mi resistencia
E incrementando la celeridad de mi corazón
Mientras la niebla asechaba mi derredor
Entre sollozos agitados escuchaba tu risa siniestra
Que alteraba mis sentidos y accedía a la ofrenda
El candil que apenas iluminaba tu rostro dejaba
Entrever tus rasgos de princesa de labios azules
Tus manos que descendían con vigor frotaban
Lentamente mis ansias de poseerte y seducían
Tus movimientos mi incandescente deseo de tomar
De tu cuerpo la vitalidad que el mío te brindaba
El eclipse pasó y mis temores quedaron satisfechos
Con el placer que dejó nuestro encuentro, con el dolor de
Haberte descubierto y la curiosidad de probar
De lo oculto que ahora rige mi proceder encriptado