Tarantino's Reality
Se ha hecho de noche sin querer. Suele pasar cuando entras al cine a ver una de las últimas de Tarantino. Bueno, eso y varias cosas más. En primer lugar, si eres fumador la suerte no corre mucho de tu parte. Te esperarán, más o menos, unas tres largas horas viendo a todos los personajes de la película disfrutar de sus cigarrillos, e incluso tirarlos a la mitad, mientras un ataque de nicotina te va consumiendo por dentro. En segundo, si eres conductor, cuando salgas querrás poner el coche a 220 por hora, en la radio alguna canción random, y derrapar en las curvas como los protagonistas. En tercer lugar, cuidadito con que alguien te toque los huevos. Podría acabar descuartizado o con un tiro en la cabeza. Estos filmes ponen tu sensibilidad a la sangre a un nivel nulo. Después de estas tres autenticas pero ciertas chorradas, llega la importante. El mundo se vuelve aburrido. La realidad parece haberse quedado en la ficción y el mundo real en una peli barata de Taylor Hackford. Los diálogos se vuelven largos, educados y, sobre todo, poco interesantes.
