Como piezas de un puzzle malherido,
Se levanta el muñeco destrozado,
Preguntándose por qué está vivo
Por qué a veces sigue respirando
Los hilos que de él tiran, le llevan al desastre
Cada día la locura, el mismo laberinto
Todas las puertas indican idéntico mensaje:
"De aquí no saldrás, nunca será distinto"
Desesperado, corre, buscando la salida
Con lágrimas que impregnan sus costuras
Siempre con miedo, anticipando la próxima caída...
Eternamente, al borde de la cordura
Y, entonces, encuentra rosas y flores
Sus pétalos y aromas entran en su corazón
Pero un dolor agudo de su alma brota,
Maldice y suspira: "para mí no serán todas esas cosas"
Da la vuelta, y se encoge en su cuerpo
Abraza con ternura sus heridas y su pasado:
Consciente de cuánto daño se ha hecho,
Y respira tranquilo, aliviado
