Me he expuesto, y he rodeado con mis brazos mi cuerpo.
He desnudado mi espíritu entero mientras esculpía en él el estertor.
Había inmenso vacío, dadas tantas explicaciones subjetivas que hubiera intentado darle al comportamiento que se me adjuntaba, me han dolido todos los músculos y todos y cada uno de los pedazos de mi piel. Hacía frío y pese a toda circunstancia, estaba descubierta de mi capa.
Curioso era, llevaba la ropa puesta y me sentía desatada de toda camisa protectora, mientras todos hablaban sin ser escuchados, en sus mentes curiosas y sus empalagosos océanos interiores. Retrocedían ya sus gloriosos días y me miraban casi invisibles y desconocidos a la verdadera reacción esplendorosa.
Era como una extraña Venus o simplemente un pedazo de madera, pero ¿qué pensaban todos ellos, seres de otro extraño universo reversible? Parecían analizarme, como científicos obscenos u observadores interesados. era yo un corazón extraño y latiente aún a intenciones, extraño, o privilegiado, de belleza genuina dijeron, o muerte prematura.
Mi boca estaba cerrada, y ni siquiera sabía si estaba viva o muerta. Si tenía voz o no.
¿Quién era, aquella criatura, que había nacido en la desnudez de los silencios?