Ella era una de esas personas que creían que el mundo era una bola con alas y que las nubes eran plumas blancas. Ella era una de esas personas que se emocionaban al ver una sonrisa e la cara de un niño pequeño, o que simplemente lloraba por la ausencia de un gato.
También era de esas pocas con el rostro angelical y que su voz, tan penetrante e inocente te hacía sentir como si estuvieras en un pequeño sueño. Perfecta.
Ella era libre. Ella era dulce. Ella era tierna. Ella era misteriosa a veces, o simplemente una presencia invisible. Era extraña, sospechosa, interminable.
Ella eraÂ…ella eraÂ…ella eraÂ…
No creo poder vivir sin sentir su sonrisa cada día. O simplemente sin notar su presencia.
No creo poder vivir sin su vida pegada a la mía propia. No creo poder aguantar ver los días pasar sin que ella esté cerca de mí, sencillamente no podría soportarlo.
Pero es aun más extraño de lo que siento, es aún más extraño, más extraño de lo que puedo soportar... Saber que existe, y no haberla visto nunca.
Escuchar su voz al lado y no divisar su cuerpo.
No saber su nombre aunque intuya las letras.
Pensar que me está hablando aunque esté escuchando mi propia voz.
Es aun más extraño, saber todo de ella, y no conocerla de absolutamente nada.
Ahora no sé nada de mí, solo quiero encontrarla en el lugar que esté. Porque sé que ella es real.
Y se ha parado el mundo, y he empezado a desconocerme a mí mismo, para averiguar solo de esa presencia invisible, e intacta, únicamente atravesada por mis ojos…

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