Qué tibio el recuerdo que arrastra el destrozo, y el medio que confunde.
Infusiones de té verde con locura eternizada, en palabras ajenas a nuestras voces y lejanía prorrogada en las letras ya escritas leídas y releídas para ser finalmente entendidas a ojos distantes.
Desconocido recuerdo, fatídico y semipermanente se inyecta en su mente.
El Escalofrío terribilísimo absorbe.
Con la cucharilla mojada en su té, se toma la mitad del contenido, remueve el semblante, observa.
Había sido joven,
con la vena agreste de la lozanía
y la hermosura olvidada.
Él se tomaba su té en un descanso de segundos constantes, le temblaban las manos por el frío de aquel invierno. Ya había perdido su mocedad.
1942.
-El enemigo continuo sigue siendo el judío. Harán ellos lo posible e imposible por destruirnos.
Cuán mentira cuentan y se creen las palabras que inventan. Él se las creía,
el las había inventado.
El final me sorprendio un poco pero todo el texto y la musica muy bonito. Saludos