Mas ya me gusta a mí las cosas que dices o no dices, que expresas en el sigilo o gritas tan alto como los cielos, llegando a ellos en segundos incompletos. No más que tu cabeza alzada cuando tu mente mimosa comienza a maquinar en planes objetivos, y no más que tu voz floreciente que no se consume pese al cambio, y no absorbe, y no duele, y no daña
Y es ufano tu parecer inconsciente, y engreído tu querer.
No pretendo invocar en ti una forma peligrosa de ser o mirar el circunspecto retazo de lugar que parece escoltarte en cada huella que marcas, pero cada vez que estos mis ojos te crean y observan, y acompañan tal como tu sombra o tu aspecto, parece mi cuerpo romperse, pues la distancia que acata ambos los nuestros, es mayor que toda mi vida en pasos largos.
¿Quién dirá ahora todos nuestros silencios, férreos y apocados, y mi vista cansada cuando te mire?
Qué dirá todo lo que no se dice ahora, y lo que ha de decirse, y lo que parece recluso, y lo que se exilia. Qué dirá lo que irrumpe, y lo que se desvanece.
Son pocas las palabras que se conjugan y comparten con las mías
mientras que las mías en mutis
se adelantan, ignoradas
y hablan para un receptor que desconoce.
Te tengo yo tan cerca, tan cerca que casi no puedo verte...
Buen texto amigo. Saludos