No, por favor, no me vengas con el cuento de que va a venir alguien mejor. Porque sí, seguramente lo haga. Pero yo no quiero a alguien mejor, yo lo quiero a el con sus defectos y tonterías por los que me enamoré.
Poder recurrir a él en mis momentos difíciles y siempre estaba dispuesto a escucharme y ayudarme. Me hacía sonreír, ahora que no lo tengo, que no puedo sentirlo, verlo sonreír. Esa maldita sonrisa que me enganchaba hasta que se volvió una adicción. Dime, ¿Qué hago ahora? sabiendo que no lo tengo y que esa adicta sonrisa se la produce otra. Dime, cómo olvido cada momento que viví junto a el, esas sonrisas que me regalaba y esas tardes que el tiempo se nos pasaba volando entre besos y abrazos, cuando las horas se convertían en segundos y desde que nos despedíamos ya estaba deseando verlo de nuevo.
Dime, ¿Cómo vuelvo a ser yo?
¿Cómo olvido a la persona que me causaba miles de sensaciones con tan solo una mirada?

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