Tu eres mi mar
...Y entonces, inesperadamente,
nuestras miradas volvieron a cruzarse,
y ya nada volvió a ser igual.
Comenzaste a ser ese mar que tanta serenidad me infunde,
cuando azota,
incansable, cada rincón de mi
pensamiento... cuando acaricia,
cerúleo, mis sentimientos desbocados.
Me pierdo en una limerencia ansiada...
tú eres adarce sobre mi piel,
mador victorioso que nace de la lujuria de tu sola mirada.
Camino por tu orilla,
me sostengo en los bordes de tu mundo,
compartes tu insaciable sabiduría...
tu esplín, tus recuerdos,
son destellos del fruto de un camino de espinas.
El silencio es el precio que pagas por llevar dentro ira y rabia contenidas.
Vencerías a mil dioses,
a una horda de vampiros,
al mar embravecido...
Pero si te destierran de su amor puro,
del placer de ver sus ojos,
su silueta desnuda entre las sombras cuando despiertas...
si te privan de sentir sus caricias,
sus besos, su olor...
si te arrebatan el derecho de susurrarla al oído
un te quiero y de amarla apasionadamente,
tu rumbo se pierde.
No entiendes tu existencia,
tu destino, sin ella,
sin esa princesa que te ame,
te mime y te quiera...
sólo sientes miedo si te deja solo en la batalla.
Pero el conticinio tocó a su fin y ahora sale el sol,
ya no hay tinieblas sino un resplandor en el cielo
desde el que una voz celestial, quizás una estrella, te dijo:
"Debes caminar junto a ella y lo que estás buscando hallarás.
¿Cómo sino encontrar una lágrima en el mar?"
Y en tu preciosa inmensidad me conformo sin tenerte,
no hay lágrima que se mantenga navegando sin perderse...
Lo más probable sería confundirse entre las olas,
olvidarse entre corrientes...
Pero llegó a tu orilla, he tenido tanta suerte...
Ámame en el silencio de tus ojos,
en la tierna expresión de tu mirada...
Ámame en la sonora soledad callada,
en los besos de tus labios...
Eres mi mejor regalo,
la única recompensa que esta vida
podía darme para resarcirme del dolor que me ha causado.
Quiero que sepas que te amo y que eso va a ser así siempre...
pase lo que pase y cueste lo que cueste. Nadie dijo que fuera fácil.
"Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación, nos encontramos ante el desafío de cambiarnos a nosotros mismos."
Viktor Frankl.
Te quiero, Pol.
