Hallábase vacuo y sin más deseos,
nada para sosegar el delirio
convertido cada noche en martirio
en su lienzo de dudas y rodeos.
Un río de tinta sin pavoneos
lleno de alma y sin armar un cirio,
un cuidado exquisito como a un lirio
dejando en el betún a los romeos.
Hábil pluma, trázate otro objetivo
que en la noche te haga sentir henchido
otro jardín que te haga sentir vivo
que te permita lanzar un bramido
a otro amor puro, a otro amor lascivo
o simplemente a un mundo agradecido.