Miradas.
Confieso que soy culpable. Mil disparos contra tu mirada. Ahora soy un delincuente apunto de ingresar en la prisión de unos ojos de los cuales me obsesioné. Pero me da absolutamente igual al fin y al cabo tú tienes que dictar mi sentencia. Ahora tengo que declarar. Todo saldrá bien y estoy convencido. Sólo decir que en ningún momento dudé en mirarte, no me arrepiento.