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Aún Sin Título Definido (2)

Capítulo II

El tictac del reloj se escuchaba por todo el lugar, los rayos de mediodía se filtraban por la rendija de la puerta y provocaban que el departamento de Laura se llenara de un calor húmedo y sofocante. La noche anterior, ella y Andrés habían dormido juntos, y en la pieza aún podían observarse los estragos de su visita. Laura secaba su pelo, mojado por el baño que acababa de darse, mientras se veía en el espejo.
-Otra noche con Andrés- pensó, al mismo tiempo que pasaba la toalla por su larga y ondulada cabellera, de un color tan negro como la noche.
Cuando terminó de arreglarse comenzó con el aseo del departamento, que, como se mencionó anteriormente, estaba algo desordenado debido a la visita de Andrés. El lugar era chico, así que la limpieza no duró más de cuarenta minutos.
-Otra noche con Andrés- repitió Laura, esta vez en voz alta.- Siempre que viene deja un desmadre. Tanto en el apartamento, como en mí. - Laura rió debido a lo cursi y lo tonto que, al decirlo en voz alta, le parecía ese símil.
-Y yo sigo creyendo que llegará a amarme, sigo creyendo que cada orgasmo nos acerca más y que cada caricia de sus manos lo ata a mí. - Los grisáceos ojos de Laura se humedecieron, dándole a su mirada un aspecto vidrioso. Pero ella los frotó rápidamente, para prevenir el llanto.
-Amar es dar algo que no se tiene a alguien que no lo quiere.- Exclamó Laura, redordando aquel filme de Jean-Luc Godard, que Andrés y ella habían visto una noche de marzo, el día de su cumpleaños.- Y, desgraciadamente, ambos amamos. Yo lo amo a el y el ama a Nicole...Nicole.- Al pronunciar este nombre, Laura, que llevaba algunos minutos sentada en su cama, comenzó a sollozar levemente, pero era un sollozo en aumento, iba creciendo como el verano hermosillense y cada vez era mas fuerte y estruendoso, cada vez mas inconsolable y cada vez más de resignación.
-Y pensar que mi único consuelo es saber que ella no lo ama.- Pensó Laura, mientras su llanto se atenuaba- No puedo creer que sea tan egoísta, pero así es el amor, nos vuelve agocéntricos. Es un virus horrible.
Tras ese pensamiento sonó su celular, en la pantalla podía leerse el nombre Daniel. El celular sonaba y vibraba, ella lo miraba, como preguntándose si realmente tenía ganas de contestar, luego de unos segundos, ella tomó el móvil y presionó el botón verde.
-Hola- dijo Laura aténdiendo el teléfono.- ¿Que pasa, Dan?
-Hola- dijo una voz grave, al otro lado de la bocina. - No pasa nada en particular, solo llamaba para ver si querías venir a tomar un café. Estoy aquí en el café Mulato.
-No suena como una mala idea- contestó Laura, un poco mas animada- justo acabo de terminar con las labores de limpieza del departamento y no me caería mal una taza de café, necesito distraerme un poco.
-Estuviste con Andrés ayer, ¿cierto?- Preguntó Daniel, en un tono ligeramente risueño- siempre que te visita te pones bien Libertad Lamarque.
Laura rió tras el comentario bromista de Daniel.
-Si, acertaste, ayer estuvo aquí- contestó- pero mejor te cuento allá, muero de ganas de un italiano.
-Okay- dijo Daniel- aquí te esperaré.- Y al terminar de decir esto, terminó la llamada.
Laura guardó el teléfono en su bolsa y se preparó para salir, dándose a ella, y al departamento, los últimos toques. Ya estando fuera, cerró el apartamento con llave y comenzó su camino.
La plaza Zaragoza le quedaba cerca, y el café al que se dirigia estaba justo al lado, así que el viaje le resultó bastante corto. Ya estando frente a Mulato, entró y examinó el lugar, como buscando a alguien. Luego de unos cuantos segundos se dirigió hacia una de las mesas del fondo, donde se sentaba un muchacho joven, delgado, que tenía una abundante barba y un, igualmente abundante, cabello castaño claro.
-Hola ¿que tal?- exlamó el muchacho al verla, mientras se ponía de pie para darle un beso en la mejilla, en seña de saludo.
-Hola, de nuevo- respondió Laura, devolviendo la bienvenida.
Luego de esto se sentaron, uno frente a otro y comenzaron a leer el menú, para decidir que ordenar.
-Un café italiano- dijo Laura, y, tras unos segundos de análisis añadió: -Sin azúcar.
-Lo mismo que ella- Exclamó Daniel. Y luego, dirigiéndose a Laura, preguntó: - ¿Y bien? ¿Que tal estuvo todo anoche?
-Lo de siempre- respondió Laura, algo melancólica-. Andrés y yo cenamos en el Cabrál, platicamos un rato, pero el se veía siempre ausente. Luego de ahí me acompañó a mi departamento y le invité a tomar un mate. Conversamos y mateamos unas horas y luego...lo de siempre, nos acostamos. No hay nada nuevo que contar, es la misma situación, solo que con variables distintas.
-No veo porque te sigues torturando.- Dijo Daniel, tomando el café que acababa de traer el mozo.- Entiendo que ser su amiga es mas fácil que alejarlo, e incluso, es la mejor opción. Pero seguir acostándote con el a pesar de que ama a otra, eso es solo masoquismo.
-Ya ves, soy una masoquista- contestó Laura-. Lo que sucede es que creo que mientras mas durmámos juntos, mas se acerca su amor al mío. Aparte es el mejor amante que he tenido en toda mi vida, y eso es decir mucho, porque bien sabes que he tenido bastantes.
Daniel rió y dió un sorbo de su café, imitando a Laura, y, aún entre risas, respondió:
-Vaya, no sabes lo reconfortante que es saber que Andrés es mejor que yo en la cama.
-Es distinto, tu lo sabes- dijo ella, sonriendo por la burla que Daniel acababa de hacer- me encanta dormir contigo, pero son diferentes. Tu eres más calmado, lo haces todo a un ritmo muy suave y eso lo hace muy dulce y agradable. Pero Andrés es muy distinto, con el siento una pasión desmedida, como si quisiera desquitarse con algo o de algo, como si deseara vengarse de la vida, como si el sexo fuera un escape o un renacer. Como si se acostara para derrotar a las circunstancias.
Al decir esto, Laura bebió un poco de café y miró a Daniel, que estaba por responder.
-Y muy probablemente sea así- dijo- tu sabes que, desde que terminó la escuela, no le ha ido muy bien.
-Pero esa es su culpa- respondió Laura, algo molesta-, mira que esforzarse para terminar la carrera de Literatura y terminar llevándole la correspondencia a un anciano solitario. Esa no es forma de utilizar un título en Letras.
-Justamente por eso lo digo- contestó Daniel- sabes bien lo mucho que se esforzó el, y también sabes muy bien que estudiar esa carrera era su sueño. Pero no todos pueden estudiar una carrera artística y prosperar con ella. Mucho menos aquí en Hermosillo.
-Yo prosperé- exclamó Laura- Y tu también.
-Si, pero contigo es distinto- respondió Daniel-, Tu prosperaste porque tenías contactos en el mundo de la cantada. Y yo, ¿prosperar? Por favor. No le puedes llamar prosperar a ser un pintor que usa su habilidad y tiempo para hacer pinturas ocasionales a petición. Tampoco le puedes llamar prosperar a vender dibujos en el kiosko de la catedral.
Laura rió y dió el último sorbo a su café.
- Si, supongo que es cierto- dijo- pensándolo otra vez, al pobre no le ha ido nada bien.
-Y, perdona que lo mencione- exclamó Daniel-, pero lo que pasó con Nicole tampoco le ayudó para que se sintiera mejor.
El ambiente se tensó por unos segundos y la mirada de Laura volvió a denotar tristeza. Pero, tras un suspiro, Laura dijo:
-Es cierto, Nicole lo dañó aún mas. Duele que lo menciones, pero es cierto.
-Pero en fin, creo que lo que intento decir es que Andrés no tiene la culpa. El es solo víctima de las circunstancias, de esas que, como tu dices, quiere derrotar.
-¿Y tú? ¿no eres tu también, de cierto modo, víctima de las circunstancias?
-La diferencia es que a mi me valió madres- contestó Daniel-. Si de lo que hablas es de mi divorcio con Alejandra, yo se que eso fue mi culpa. Tu bien sabes que no estaba enamorado.
-Eres un cínico- dijo Laura riendo-, pero al menos no eres un mentiroso.
-Quizás por eso soy tan “calmado, suave y casi dulce”- dijo Daniel, risueño-. Quizás sería mejor ser una bestia perturbada, como Andrés, así te agradaría mas cuando nos acostamos.
-Jamás dije que no me agradara estar contigo- respondió Laura-. Solo dije que Andrés era mas mi tipo.- Y al decir esto se levantó de su asiento y fue hacia Daniel, para darle un beso en la boca y al dejarlo, exclamó: -Ahora cállate y llévame a tu departamento, necesito un poco de esa dulzura.
-Como usted diga, “señorita”- respondió Daniel, en tono sarcástico, mientras respondía al beso de Laura-. Pero comienzo a creer que usted me está utilizando para olvidar al joven Andrés.
Laura rió y, en el mismo tono bromista, contestó:
-¿Eso le molesta, señor Daniel?
-Para nada- contestó el-. Incluso creo que me agrada.
Y al decir esto dejaron el pago y la propina sobre la mesa y, riendo y besándose, salieron del café.
Cronopio23 de marzo de 2011

4 Comentarios

  • Folicega

    Espero leer pronto el próximo capítulo. =)

    23/03/11 05:03

  • Cronopio

    Muchas gracias, aquí estará, quizás para la próxima semana.
    He andado algo falto de inspiración, no se si lo notaste, pero este segundo capítulo me pareció mas lerdo y un poco menos entretenido.
    Pero viendo que alguien me lee y espera mis historias, me dedicaré a mejorar en el tercero.

    23/03/11 05:03

  • Folicega

    Para serte honesta no lo noté, estaba atrapada por la línea de la historia. Estaré pendiente para cuando te vuelva la inspiración... suerte con eso.

    23/03/11 07:03

  • Cronopio

    Chale. Entonces todavía me falta.
    No tuve, jamás (énfasis en el jamás), la intención de que se pareciera a una novela de Televisa.
    Pero es bueno el tip que me acabas de dar, trataré de mejorar y gracias por comentar.

    24/03/11 12:03

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