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Aún Sin Título Definido.

Capítulo I

“El reto de vivir cuando se pierde al ser más amado no es el hecho de sobrellevar la perenne idea de su huida-al final, la pérdida es eso, una huida- sino el de enfrentarse a su presencia fantasmal que se esconde en tu soledad como espejo infernal.”


-No puedo creer que admita que ella fue (es, no seas imbécil) el ser mas amado. Es más, iré mas lejos: ella es el único ser amado.-

“Sucede que me canso de ser hombre relataba en un poema Neruda, cansarse de ser hombre es muy fácil cuando te sientas en el silencio y en la oscuridad en una noche cualquiera, viéndote todo, con maltrato visual y circunstancial, preguntándote el porqué no fuiste tú el que se fue -o huyó- y sí el que sufre...”



-El que sufre...¿porqué soy tan llorón? Me sorprende esa capacidad de tenerme lástima...el que sufre.-


“-Te ví- le hablas a aquella foto de situaciones, a ese pasado incógnito que ahora se esconde en tu memoria derruida. Y suena el violín con un compás tímido en su ejecución que le da más fuerza a tu debilidad. Y entonces sabes que no te ha dejado, que en tu corazón -o cabeza- dejó una parte suya que ahora es tuya: su ausencia.”


-Su ausencia...esa parte...¿ahora es mía? Vaya, al menos algo es mío. Pero ¿a quién engaño? Ella nunca será mía.-


“Y la sientes, no a ella, sino a su ausencia, acariciándote, revolcándose en tu vacío existente, regodeándose en tu miseria. La imperturbable quietud del cuarto hace ver somnolientas figuras, tenues sombras, todas, maquiavélicamente con su forma: allí está ella cuando me dijo que me amaba aquella tarde.”


-Por eso me gusta escribir, así escapo de las circunstancias. Me duele saber que esa última frase no es nada mas que la mentira, una mentira mas grande que cualquier verdad que este estúpido texto pueda escupir. Ella no me ama, no me amó y jámas lo dijo. Mucho menos lo dirá ahora.-


“Allí está ella cuando nos besamos por última vez en el umbral del Está Cabral. O, allí estamos los dos cuando dijo adios sin despedirse, sólo tomándonos las manos, incombustibles.”


Debí haberla besado aquella noche en el Cabral, debí haberlo hecho. Pero ¿como iba yo a saber que eso sería el fin? Idiota haberlo supuesto, idiota y fatalista.
Esa vez que debí haber sido fatalista, no lo fui.-


“Sigue aquella letanía de violines, de funerarios sonidos desgarrando todo a su paso. - Te extraño- lees en una carta yuxtapuesta a la ventana. El amor, en el final, para el grueso de la gente está supeditado a largas listas de intereses que poco tienen que ver con la idea primaria (o ideal) de lo que es el amor. Sabes que su huida significó tu huida. Poco”


-Puta madre, bien dice la gente que yo soy mi peor enemigo. Aquí sufriendo por ella y escribiendo sobre su huída. ¿Habré tenido yo la culpa? Claro, siempre la tengo.-


“Y uno se puede recostar con absoluta angustia en su sillón, con las pupilas enrarecidas y con la boca seca de tanto balbucear diatribas hacia el mundo. Uno puede gritar con alevosía, con carencia de alma, con singular desprecio a las constelaciones. Uno puede hacer todo menos rehuir a la presencia de su ausencia, que te acompañará como sombra, como mirada furtiva al fin de los tiempos.”


-Y las putas estrellas, la puta luna, el puto cielo. Ella amaba esas cosas, podía hablar horas sobre aquel techo universal. Cuando hablaba con ella pensaba que esas cosas no eran mamadas, de verdad lo hacía...ella...-


“Porque no hay tiempo que valga para olvidarla, para olvidarte. Sólo queda esperar que una noche al azar, embriagado de pena y vibrando de coraje dipsómano, ella vuelva de entre la oscuridad del pasillo que siempre esperas.”


-¿Como olvidar a alguien tan eterno? Eterno...ella lo dijo alguna vez: “No puedo prometerte la eternidad, pero puedo prometerte que la deseo.” Y le creí, lo peor de todo es que le creí. Después de todo sigo siendo un idiota.-


El dejó el bolígrafo en el escritorio y cerró su cuaderno. Miles de cosas cruzaban por su mente, pero todas volvían a lo mismo: dolor. -Dolor de sentirme solo, dolor de estar desesperado, dolor de no tener inspiración...dolor- pensaba el joven, mientras se tiraba a la cama y se acomodaba el pelo lligeramente largo y de un café oscuro, muy cercano al negro.
-...Y sin embargo no puedo dejar de extrañarla- al pensar esto rió y buscó un cigarrillo entre la ropa que estaba tirada en el piso de su departamento, al encontrarlo lo encendió y comenzó a fumarlo. - extrañarla, que palabra tan irrisoria...que sentimiento tan irrisorio, mejor dicho.- Sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de su celular.
-Un pinche mensaje- exclamó, claramente molesto.- debe ser Laura...me pedirá que salgamos a cenar, yo pensaré que no tengo ganas de cenar con ella, pero diré que si por mi imposibilidad de negarle una cita mas e iremos al Cabral. Ahí la recordaré a "ella" e ignoraré a Laura la mayor parte del tiempo. Al terminar me dirá que la pasó muy bien, pero yo sabré que por dentro estará llorando y me dará ternura verla con su expresión de tristeza reprimida y su sonrisa sumisa. Luego la acompañaré hasta su departamento, me dirá que si quiero entrar a beber mate un rato y charlar un poco mas. De nuevo, no podré negarme, sonreiré y le diré que si. Ya dentro, ella pondrá a calentar agua y hablaremos de cine, ese de autor que a ella le encanta. Yo me preguntaré por dentro: “¿Porqué no la amo? Si su forma de ser es tan maravillosa y su cara tan linda.” Luego veré sus piernas, tan contorneadas; sus muslos carnosos y sus redondeados pechos. “Definitivamente buena” pensaré “en todos los aspectos.” Luego intentaré darle una oportunidad y la besaré, la besaré con la pasión que se besa cuando se desea enamorarse. Mientras me vendrán recuerdos de “ella” a la cabeza, pero los evitaré y seguiré besando a Laura. Acariciaré su cuerpo y ella me dirá lo mucho que ansiaba mis besos, que ansiaba mis caricias y lo mucho que necesitaba estar conmigo de nuevo. Yo no hablaré y seguiré recorriendo los contornos de su cuerpo con mis labios, la reconoceré, parte por parte, con la boca que se resiste a pronunciar las palabras: “No te amo Laura, lo siento.” Luego la desnudaré y las caricias la colmarán, y me pedirá que la haga mía, que la haga mía de nuevo. Yo la tomaré desesperado, mezclaré su sexo con el mío mientras se escuchan sus gemidos y sus gritos de placer: “Evohé, evohé” dirá ella, imitando a La Maga en sus momentos de placer glíglicos. Ella llegará al límite de su merpasmo y mientras yo arrojaré mi fuego en su cálido interior. Ella me abrazará y nos besaremos recostados. Yo me reprocharé por haber pensado que por otra noche con ella podría llegar a amarla. Ella me dirá que me ama y que la pasó muy bien, luego se dormirá abrazada a mi. Cuando despierte yo ya estaré vistiéndome y ella me mirará con su cara tierna, diciendo: “Espero esto se repita pronto.” yo iré caminando a mi departamento, pensando (justo como la última vez) que esto no se repetirá...- El recuerdo del mensaje recibido interrumpió sus pensamientos y predicciones. “Tal vez no sea Laura” pensó el, antes de tomar el celular y abrir el mensaje, que decía lo siguiente:


“De: Laura.
Para: Andrés.
“Hola Andrés. Llevo tiempo acordándome mucho de ti.
La pasé muy bien la semana pasada, me encantó cenar contigo. La plática en nuestro departamento también fue...agradable.
Me agradaría bastante salir a cenar contigo. Está vez te toca elegir a ti, la otra vez elegí yo, y se que no la pasaste muy bien en aquel restaurante de esnobs. En fin, respóndeme por este medio. Espero poder verte.
Resultado parcial: Te quiero.


P.D. Quiero ser tu Maga otra vez, otra noche.”


-No tengo ganas de cenar con ella.- Exteriorizó el, mientras con su teléfono elegía la opción “Responder”- Tendré que decirle que no.
Al tener frente a el, en su celular, el campo en donde debería ir el mensaje de respuesta, Andrés titubeó y después de pensar un rato tecleó: “Claro, me encantaría verte.” y elige “Enviar.”
-Me odio- Pensó Andrés- Odio mi imposibilidad de negarme ante peticiones tan simples.- Y tiró el cigarrillo consumido al cesto de basura.
Cronopio21 de marzo de 2011

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