A último momento se nos informa que llega el otoño con su desnudez, su perversión de árboles de cada vez menos poca ropa eyectando sus curvilíneas tan curvas que líneas que marean al más pintao y aterrizan sus hojas para el crocante caminar que hará que los auriculares al fin no sirvan para nada. Crisis de músicas en desmayo, apenas audibles de tantos cracs, de tanta esta calidad de 180000k de ripeo que ningún oído humano es capaz ya de percibirlo sin quedar desorientado y/o sordo por un instante ante un sonido tan real, de los que quedan contados con los dedos.

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