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Nada es Real, Todo es Relativo.

Nada es real, todo es relativo. Concepción que el hombre hipermoderno ha ido acuñando. En esta nueva época, el hombre se está formando una conciencia diferente, conciencia que le va estructurando y dirigiendo hacia un nuevo episodio de la evolución de su especie. Si nos detenemos un momento en nuestra vida tan ajetreada, y contemplamos la realidad, nos daremos cuenta que vivimos en un surrealismo fantasmal, en donde hay muchas leyes naturales que marcan el rumbo de la humanidad, pero nuestro permisivismo hace que todo sea relativo. El problema existencial que hoy enfrentamos, tal parece que es sencillo y de fácil resolución, pero en realidad trasciende nuestro ser y existir; pero ¿Qué podemos entender por la relatividad de la vida?
En términos generales, podremos mirar al Relativismo desde dos frentes diferentes, uno epistemológico y el otro, ético. Si profundizamos el campo epistemológico, nos enfrentamos a la gran tesis que nos rige hoy día, según la cual nos dice que no hay un verdades absolutas, pues todas las supuestas ‘verdades’, son relativas, esto es que toda verdad, juicio o afirmación depende únicamente de las circunstancias que se presentan en ‘determinado’ momento, por ello una frase que está en boga actualmente es la formulada en la antigüedad por Protágoras: el hombre es la medida de todas las cosas. Ahora bien, en el campo ético la situación no cambia mucho, incluso puedo decir que agrava más la misma existencia humana, por el hecho de que los actos de maldad o bondad no se pueden afirmar y mucho menos negar de manera categórica, pues al igual que el relativismo epistemológico, dependen de las circunstancias. La situación se agrava, debido a la supresión de la verdad o falsedad, de lo bueno o malo, por tanto, estos predicados deben suprimirse o no hacer referencia directa de ellos.
Haciendo una reflexión profunda, se contempla que el relativismo epistemológico desemboca en un escepticismo, tanto gnoseológico como práctico, pero el ético converge en un cinismo. Con el Relativismo, ya sea epistemológico o ético, la vida del hombre hipermoderno, con todos sus adelantos científicos, tecnológicos, médicos, se ha olvidado de ser humano y ha llegado a mostrarse como una circunstancia de la vida que se origina de manera casual y sin un rumbo fijo. Por ello, es de lamentar que la persona se relativice y pierda la visión de trascendencia, creando el espacio idóneo para la esterilidad de la mente y del corazón.
Hoy, la palabra ‘libertad’ se escucha por doquier, los niños la pronuncian haciendo énfasis en sus derechos, los adolescentes y jóvenes se valen de ella con el fin de hacerse escuchar en una sociedad donde se les tiene por mudos, los adultos la toman con un sentido de aparente responsabilidad, pero la realidad es muy diferente, en un cambio de época como el que estamos viviendo, un peligro que corremos es ser esclavos de una supuesta libertad aparente y subjetivista. Ella, hace del hombre, un medio por el cual se han de conseguir los fines para un desarrollo, pues por la libertad que tiene la ciencia, en sus estudios se cometen atrocidades contra el hombre, el cosmos y el Ser; así mismo, la libertad de la tecnología fomenta una tecnocracia de gran peligro para el hombre y su medio. En nombre de la libertad, la persona humana se hace esclava del libertinaje. Eso sí, aclaro que no estoy en contra del progreso y la ciencia, mucho menos de la capacidad que tiene el ser humano para decidir sobre su ser y quehacer en la vida, por mi parte sería una falacia y un surrealismo puro. Lo que quiero hacer ver, es que poco a poco el hombre se ha olvidado de ser hombre, para convertirse en un producto del utilitarismo materialista.
Si caminamos por las calles, es impresionante observar la cantidad de personas que caminan sin caminar, pues la inercia rutinaria de la vida ha provocado un ensimismamiento sinsentido y silencioso de su andar por el mundo. En la filosofía del Medievo, se hablaba de que el hombre es un Microcosmos dentro del Macrocosmos, que es el universo, pero hoy, podemos observar que el hombre se ha olvidado de que es el Ser perfecto, un organismo sincronizado con una plomada de perfección óntica, un homo faber, para ser simplemente el homo. Erich Fromm en su libro ¿Tener o Ser? Nos muestra claramente que la humanidad camina confundida, obviamente no toda, pero gran parte de ella no sabe quién Es, pero sí que tiene.


Con la Revolución Copernicana del Conocimiento que Kant plantea, se produce una serie de efectos inimaginables, uno de ellos, es la descentralización del mundo tomando su lugar el hombre, esto produjo una reacción en cadena, pues en los tiempos venideros, el Idealismo nace y posteriormente es traducido a como materialismo. El efecto de este proceso es un hombre dividido, ya que por un lado se plantea a sí mismo un carácter práctico de la vida, atribuyendo ya sea una excesiva o exclusiva importancia a los valores del cuerpo, como el beber, el gozar, el bienestar, la comodidad. Y por otro lado, su intento de trascendencia. En el propósito de mirar más allá, entra en un campo totalmente diferente, al campo espiritual, pero por el intenso relativismo que nos bombardea, la parte espiritual del hombre pierde sentido, por el hecho de que si no hay verdad, los dogmas espirituales sólo son trabas para el disfrute corporal. Por tal motivo, la religión es sinónimo de esclavitud, por ello cada persona debe tener su propia religión cayendo en un sincretismo, nauseabundo y fétido que provoca una confusión de corte metafísico, haciendo del Ser, la nada.
Otro fenómeno, es que al hombre actual, le da flojera pensar y por ende reflexionar, dejando éste trabajo, a otros para sean quien decidan el rumbo y existencia de la mayoría. Hoy, se nos ha olvidado el diálogo, si bien, los medios de comunicación han avanzado a pasos agigantados, también es una realidad que la interacción entre personas ha ido a la baja, ya que desde un computador o un celular queremos repartir afecto, cuando en realidad sólo mandamos mensajes de afecto, no interactuamos, sólo parafraseamos. Todos tenemos voz y voto, pero nadie nos escuchamos; fenómeno que se debe, posiblemente a una degradación de la Palabra. Es curioso ver que la familia de hoy hable entre sí, pero nadie se tome en cuenta, parece que están en mundos diferentes, los hijos en la moda de lo desechable y los padres en la tangente del cambio de época. Hablamos un mismo idioma, pero tal vez tú no entiendas lo que yo pronuncio y yo no comprenda lo que tú me anuncias, efecto del relativismo craso vivido en la actualidad. Tal vez se puede pensar, por parte del lector, que mi intento de lectura de la realidad es muy imparcial, miope y relativista, incluso hasta trágico, pero es la lectura de un Cambio de Época.
Dahnielu02 de septiembre de 2010

1 Comentarios

  • Dahnielu

    LA VIDA VA MÁS ALLÁ DE UN EXISTENCIALISMO, ES TRASCENDENTE...

    02/09/10 07:09

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