La cigüeña estuvo en casa
y al final no quiso entrar,
!y las ganas que teníamos,
que nos viniera a visitar!
Un tierno botón de rosa,
que no pudo germinar,
por no sembrarlo en su tiempo,
o haberlo sembrado mal.
Un rayito de esperanza,
al cual tapó un temporal,
con lluvias llenas de lágrimas,
de dos futuros papás.
Así perdimos nuestro hijo,
se abortó la posibilidad,
pero como hay amor de sobra,
lo volveremos a intentar.
Dairo, cuanto lo siento, te dejo mi abrazo más sincero.
Ya me contarás cuando vuelva la cigüeña.
Un abrazo.