Hay palabras que nunca nacen,
pues morir no quieren.
A veces, es mejor ser silencio
que clamor sin esperanza,
verbo sin voz ni aliento
que eco que se pierde
en los abismos de la nada.
Colgados de secretas ansias
los impulsos se suspenden
cual esos hilos de araña
que cauta aguarda a su presa,
oculta entre las hojas pardas
de la rama que retoñar espera.
Mas la primavera se contiene,
pues son palabras vanas
que al liberarse languidecen,
palabras condenadas.
Para qué pronunciarlas
Más nos vale silenciarlas
Me identifico con tus versos, querida Danae. A veces la vida y sobre todo el desengaño nos enseñan a ser cautos y acallar ciertas palabras, porque además después de pronunciadas, pierden la fuerza con la que fueron pensadas.
Un beso; como siempre es un placer enorme leerte