Si se pudiera versar el Silencio
(mi silencio
tu silencio
el silencio de todos)
qué bella poesía alumbraría
La pluma, candil o tea parecería
y su tinta polvo de estrellas;
cometa viajera, su musa fulgiría
sobre blancas dunas bajo luna llena,
o nevadas sendas de negra brea.
Pues el Silencio
(el tuyo
el mío
el nuestro),
como el Fuego,
enciende, fragua y crea
todo verbo.
Si se pudiera versar el Silencio
cabría lo divino y lo humano
en un solo poema.
Silencio de iglesia o convento
anidando en campanarios del verso,
poema de aliento celeste.
Silencio de vida y muerte
vagando por claustros del verso,
poema de sangre ardiente.
Silencio de alegría o duelo,
de tierno amor o desafuero,
cielo, tierra e infierno
empapando, permeando
el poema entero.
Qué porfía
versar el Silencio
en eterna poesía
Danae mucho tiempo sin verte. Espero que vuelvas...