¡Aquí y ahora
requiero la espada...
orgullo mancillado
por un hijo de tal
venido a nada,
un sucio gañan,
desarraigado truhán,
perdida alma!
¡Qué la espada... hombre!
¡Que ni Dios,
que ni "cachu´o",
ni la que los parió
me han de intimidar,
a bien le tuve
a ese apóstata
y a su lengua bípeda...
por cobarde que es!
¡Qué la toledana... cabrón!
¡Por un "vos"...
me bato a blanca,
por la insolencia
del rompe caminos,
por la justicia
del Mayor Justicia,
me libro de "señorito",
sobrino de zapadores!
¡Qué el Oporto... he dicho!
¡Y las de Villadiego
por solar oscuro,
pies en polvo
carrera abajo,
dos maravedis
por silencio oportuno...
que el muy idiota
las de Lázaro no hace!
¡Qué a mi inocencia... corchetes!
Mi querido Dante. Eres muy bueno escribiendo.
Es un texto profundo, emotivo, sentido, lleno de inspiraci?n y sentimiento.
Con sabor a ra?ces, a tierra, a campos, a parientes y a primos hermanos.
Con sabor a nostalgia, a alma profunda.
Qu? m?s te puedo decir.
Me ha emocionado.