Allí va el ave del destino,
su suave control de los cielos,
cuando vuela sobre impíos horizontes
explota tras su alma eterna,
volcando de amalgama corazón
trastorna mi oscuro semblante.
Allí va navegante de los cielos,
su brillo nocturno, sagrada estrella,
soberbio guerrero de los dioses
tiñe las estepas de sepia a argenta,
bañando todo de paz e igualdad
besa la tierra, mi hermosa Gaia.
Amo su antigua sangre carmesí,
torrente sacro de aquel ser,
la lucha que brindo día a día
amén es al gran poder arcano,
victorioso en tiempos menguantes
ilumina los campos de la lid.