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Capítulo 4: Desorientado

4. Desorientado

El sol comenzaba a salir de su escondite, los rayos alumbraban los montes y estaba todo estaba verde. La primavera hacía del campo su esplendor, los torrentes se deslizaban por las laderas de las montañas, formando hermosas cascadas y pequeños lagos cristalinos. La nieve se fundía y todo tipo de flores adornaban el paraje.
Sobre una piedra musgosa, al lateral de un camino, se encontraba un muchacho dormido. Su pelo lucía reflejos dorados con el sol y sus ropajes eran demasiado anticuados.
La luz le fue desvelando y vio que estaba rodeado de exuberante vegetación, se sentía desorientado, su memoria viajaba a la velocidad de la luz, su mente no hacía más que preguntar ¿dónde estoy? ¿Me he quedado dormido? ¿Era un sueño o era realidad? Poco a poco las preguntas llenaban su mente y no podía responderlas, porque no sabía donde se encontraba.
Al lado de la piedra donde había dormido, había un pequeño estanque, en el que se miró reflejado. Se lavó el rostro y con la túnica azul que llevaba se secó la cara. Cuando acabó, se sentó en la roca para pensar, nada podía ser real, le habían dicho unas criaturas fantásticas, que debía encontrar algún cómplice, pero no sabía por dónde debía empezar.
Sabía que iba a ser un viaje duro, difícil, pero con mucho optimismo pensaba en dónde estaba y debía disfrutarlo. Limëy le había dicho que comenzara por buscar al sirviente de Hördínaton y detenerle, ya que había sido él, el que le había movido de tiempo, debía encontrarle y que le llevase a Thirenae.
El camino parecía no llevar a ningún lado, según su sentido de la orientación debían ser cerca de las nueve de la mañana y de estar en España, estuviera donde estuviera, se encontraba en un sistema montañoso debido al musgo, el agua y la humedad que había. Mientras andaba pegado a un torrente, a su cabeza llegaban flashes de los últimos días de su vida, como la excursión con sus compañeros, los paseos por el barrio o la mirada cotilla de la vecina.
El terreno estaba escarpado e iba en dirección a un bosque de frondosos árboles, se adentró y el suelo estaba húmedo, la frondosidad de los pinos no dejaban traspasar apenas luz potente. Por la corteza marrón y anaranjada, los hongos campaban a sus anchas, los troncos estaban cubiertos por líquenes y las rocas por suave y aterciopelado musgo.
Con el extraño viaje de la noche anterior y la sensación de encontrarse en un sueño que jamás se acababa, estaba totalmente desconcertado, estaba perdido por la línea del tiempo y no sabía si sus padres le estarían buscando o en realidad, todo era un largo sueño. Siguió el torrente, hasta el momento más esperado, su final en el cauce de un río. Sería la hora del mediodía, cuando se sentó bajo la sombra de unos árboles en la orilla del río. Mientras se mojaba la cara y la cabeza, debido al calor del sol, vio el reflejo de una gran montaña rocosa en la charca del río, esa forma tan significativa le llamaba la atención, la había visto antes, pero estaba oculta por los arbustos y los árboles. Centrando ahora su vista en la cantidad de rocas que presentaba la montaña de enfrente y la forma en especial de aquella que le llamaba la atención, una voz en su cabeza le susurraba el lugar en el que estaba, pero no se lo creía, no podía haber viajado en el tiempo para acabar en ese lugar, ¿Quién le iba a querer transportar al comienzo del río? ¿Se habrían equivocado?
Indudablemente, ese era el lugar, aunque aún le faltaban muchos años de erosión el granito de aquella montaña dejaba intuir la forma de la cabeza de un elefante y no lo podía negar, estaba a la orilla del Manzanares, en su curso alto, lo que en su tiempo era conocido como Parque Regional de La Pedriza.
No podía calcular en qué época estaba, pero sus vestimentas eran bastante antiguas, parecían sacadas de un museo, solo tendría que seguir el río, para llegar a Madrid, si es que existía en esa época. No lo podía creer, el entusiasmo por estar cerca de casa, le animó a seguir, no esperaba encontrar a nadie conocido, pero sentir esa sensación acogedora, estar en tu tierra, en casa, era reconfortante.
Aunque el hambre se empezaba hacer eco en su cuerpo, ya no quería comer nada de la naturaleza salvaje, por miedo a volver a experimentar aquellos dolores.
Los recuerdos le agolpaban la mente, mientras descendía junto al río, veía cada vez que había ido a ese lugar con sus padres, con su tía y con su amigo David. La tarde se le hacía cada vez más eterna, se vio obligado a volver a parar, hacía mucho calor y necesitaba refrescarse, se sentó de nuevo a la sombra y mientras observaba los peces nadar descansó un rato.
El calor empezaba a calmarse y el desorientado, volvió a emprender el viaje; el río iba recogiendo agua de otros arroyos mientras pasaba por la sierra y Adrian disfrutaba cada paso que daba por si estaba en un sueño, porque no terminaba de aceptar lo suyo como una realidad. Siguiendo el río, notaba como el suelo dejaba de ser tan empinado y se iba suavizando poco a poco, hasta que al final salió de entre tantas piedras para seguir su recorrido por un monte. Adrian que iba andando a su lado, observó como el río se dirigía hacia un pequeño lago, al mirar hacia el otro lado vio algunas casas de aspecto pobre y concentradas en el monte, dando aspecto de una pequeña aldea. No sabía como se llamaba, pero era un asentamiento pequeño que sería el ancestro del que en la actualidad había, pegado a la ladera. Atravesando el monte empezó a anochecer y por suerte, acercándose a una casa encontró un huerto con la puerta abierta en el que pasar la noche.
Comenzó a hacer frío y aunque se resistía a dormir, el sueño le venció cuando miraba el cielo. Sin enterarse empezó a soñar y anduvo por el lugar en el que se encontraba, todo era de color negro, estaba todo devastado, quemado y derrumbado, una gran pesadumbre le entró en el corazón, grandes y oscuras fortalezas eran todo lo que quedaba en pie, grandes cantidades de humo se desprendía de todos los lados y el agua de un río que vio era verdosa.
Al cruzar un puente, se encontró con una persona que estaba en la sombra de una gran torre. Se acercó a la silueta y una voz profunda le dijo:
-¿quién eres? ¿Cómo has entrado en mi mente?
- ¡no se de lo que me habla! ¿Y tú? ¿Quién eres?- Le dijo Adrian con un tono un tanto desconfiado.
-No sé como has podido entrar, mira lo que va a pasar en tu mundo
- Le repito, que no comprendo nada de lo que me está hablando, ¿qué hago yo aquí?
- Por fin ha llegado el momento Adrian, llevaba varios meses intentándote trasladar y lo he conseguido, ahora el príncipe está contento
- ¿Príncipe? ¿De qué me habláis?
- Lo sabes muy bien muchacho, has viajado en el tiempo para aliarte con el príncipe de las tinieblas, juntos derruiréis las barreras y conseguirá dominar el mundo entero. – le explicó con voz rasgada y llena de emoción.
- Yo no me voy aliar con nadie – Adrian, comprendió que era el servidor de Hördínaton – y mucho menos le voy a dar poder.
- Tu poder es esencial, Adrian, solo juntos lo podréis hacer, hemos esperado mucho tiempo y nos ha costado encontrarte.
- Me da igual, no me aliaré con ninguno de vosotros.
- En Thirenae, la magia se está extinguiendo y cuando lo haga, mi señor será el más poderoso ¿sabéis dónde reside el poder?
- Ni lo sé, ni me importa – dijo Adrian con arrogancia, el hombre encapuchado sacó una espada reluciente. Al atacarle, sintió como si su materia se desvaneciera y apareciera de nuevo en la piedra que había encontrado la noche anterior. Se despertó muy sobresaltado, había sido un sueño, donde se había permitido meterse en la mente de otra persona.
Adrian estaba mosqueado, quería haberse despertado en su habitación, pero no lo había conseguido, seguía en ese huerto extraño, que no conocía. Cuando se quiso levantar, vio que estaba atado a la pared de la casa por una cuerda. Adrian comenzó a gritar, pero nada ocurría, cuando ya había terminado de amanecer y ya había desistido de gritar, escuchó ruidos en la casa.
Al momento salió un hombre vestido con harapos de campesino, la cara la tenia sucia igual que sus vestimentas.
- ¿Qué facíais vos en el fuerto de mi señor? – Adrian, tenia que inventarse algo, además de cambiar la h por f latina, debería estar en la Edad Media. Así que viendo que su túnica era nueva le preguntó de mala manera:
- ¿Como os atrevéis a atarme así? ¿Quién os fabéis creído?- el campesino se asustó al escucharle hablar así
- Perdonadme señor, cuando vos dormíais no os reconocí, perdonad mi descaro, mas debo cuidar la terra a la que sirvo
- Desátame, mientras pienso tu castigo- el campesino obedeció y al instante ya tenía la cuerda quitada, al hacerlo se encogió esperando un cachete por parte de Adrian, pero sin embargo este le dijo
- Necesito llegar a Magerit – el campesino abrió los ojos y le contestó
- ¿ A donde decís vos que se dirige? – Adrian recordó que al Manzanares se le cambió el nombre mucho más tarde, su antiguo nombre era Guadarrama
- Allí donde el Meaques y el Guadarrama se unen, aunque debe ser terra musulmana
- Así es señor, Matrice es territorio árabe, pero habitan más gentes.
- Debo llegar cuanto antes, debe darme un caballo para ponerme en camino – el campesino se puso muy nervioso y tartamudeaba
- Los.. caballos son de.. mi se..señor, sin su permiso no los puedo dar
- Pues entrégueme otro animal que me pueda llevar- Adrian no quería hablarle tan mal, pero si no lo hacía se daría cuenta de que no era de por allí.
- Tengo un borrico que quizás os valga – no sabía si era buena la idea de andar unos 50 kilómetros con un burro, pero eso era mejor que nada.
- No me agrada del todo, pero me sirve – el campesino al oírle fue corriendo a una cuadra cercana y volvió con un burro marrón de fuerte pelo.
- Si os puedo ofrecer algo más
- Un poco de comida no me vendría mal – el campesino sacó varias frutas, de la casa metidas en una bolsa bandolera hecha con piel de animal, y se la entregó a Adrian. Cuando se subió al burro y comenzó a caminar le dijo al hombre
- Gracias por todo, que Dios se lo pague
- No hay de que señor- dijo el campesino muy extrañado, por el comportamiento de aquel noble.
Ir montado en un burro le resultaba extraño, pero debía seguir el río hasta Madrid y cuando llegara, tendría que preguntar en que año estaba y debería empezar a buscar esas personas aliadas del mal.
Davatar20 de septiembre de 2008

6 Comentarios

  • Voltereta

    Me acabo de leer el prologo y los cuatro capitulos de esta, intrigante y ?pica novela, que estas escribiendo.

    He de decirte, que me encuentro francamente encantado, y gratamente sorprendido, de ver lo que un joven con una mente brillante, es capaz de llegar a hacer con las palabras, consiguiendo una encadenaci?n de historia y fantasia que va envolviendo al lector desde el primer momento, y es capaz de atraparle, incluso amarrarle a la narraci?n de la historia en s?.

    El esquema de la narraci?n desde mi punto de vista est? muy bien elaborado, y la historia hasta ahora es interesante e intrigante.

    Simplemente te animo a seguir escribiendo esta novela, pues cuentas ya con un lector asiduo, y ?vido de leerte, pues adem?s soy madrile?o y me estas atrapando en la lectura de este texto.

    Un saludo y hasta la pr?xima publicaci?n, que espero con impaciencia.

    20/09/08 05:09

  • Davatar

    Muchas Gracias voltereta por tu comentario, me alegro mucho de que te guste, por lo menos ya se que ha merecido la pena todo el trabajo de documentaci?n e investigaci?n que he realizado para poder hacer que Adrian viaje al pasado. Yo tambi?n soy madrile?o y me es dif?cil tratar el tema con objetividad siendo de mi tierra y ciudad de la que hablo. No suelo tardar mucho en publicar los siguientes cap?tulos, pero los he de meditar bien , para que todos los datos casen y me sirva tambi?n como hilos importantes de la trama de novela fant?stica.
    Gracias por el ?nimo paisano...jajaja para que se te haga m?s leve la espera ( q ser? corta) te dir? el t?tulo del siguiente cap?tulo.

    5. al-Magerit : ciudad del agua

    21/09/08 03:09

  • Jovanny

    esta muy bien no tendrias el esguema del capt 4 de la charca de verdad lo agradeceria

    06/11/08 10:11

  • Jovanny

    ps lo podrias hacer lo mas rapido posible grazzzzzzzz

    06/11/08 10:11

  • Jovanny

    tabien concuerdo con lo q dice voltereta me ha gustado mucho lo q has escritio

    06/11/08 11:11

  • Harmunah

    Es lo mismo de siempre, lo mismo de siempre. La narraci?n impide que me meta del todo en la historia...

    21/12/08 09:12

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