No hacer la cama en todo el día porque en todo el día no hemos parado de estar despierto. Besarte después de besarte. Seguir la senda de lunares que salpican tus caderas. Decir sí entre gemidos. Entender tantas cosas al llegar. Encontrarnos casualmente bajo las sábanas. Sacar fuerzas de donde no las hay. Sudar y beber, y beber y sudar. Cambiar la cama de sitio a base de cariños. El cigarro de después que es el de antes del siguiente. Pintar de estrellas el día y de soles la noche, pasar de rosca las horas y decír al dormir buenos días. Abrir los ojos. Reencontrarnos. Bostezar susurrando. Quitarnos legañas y ser testigos. Vivirlo.
Cuando te quiero aun era pronto, y olvidarnos aun era lejos.