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El Hombre Sin Palabras

El llego al anochecer, tal como ya habían acordado, tenia las ropas gastadas y el cuerpo débil por el largo viaje y lo difícil que fue llegar después de tanto tiempo, pero ahí estaba, ansioso, preocupado, abatido, pero feliz y esperanzado como nunca lo había estado.

Se pregunta si esta preparado para verla, ella por la quien dejo su vida y por la que tubo que alejarse para salvarla por más que eso fuera carcomiéndole el cuerpo todos estos años, pero aun así vivió con la promesa del retorno, y ese día a llegado. De pronto tiene miedo, tanto pensó en ella, tanto vivió solo por este día, que no esta seguro si queda algo de él en ella, nunca se preparo para un final infeliz, le mata la idea de que esta mujer no sea la misma pequeña que dejo hace tanto tiempo, este hombre lagrimas ya no tiene, así como palabras también le faltan, luego de un tiempo se a mantenido siempre en silencio, su garganta se a secado, pues tanto pidió por ella que llego a consumir todas sus palabras, tanto rezo por ella que hasta las palabras que lo definían las perdió, el ya no recuerda quien es, no tiene nombre ni apellido, en el no ahí más pasado que el que vivió junto a ella, ella no es solo su gran esperanza, es su vida misma.

Sentado sobre una roca y descansando sus pies en la nieve, en esta pequeña rivera apunto de congelarse, se agacha hacia el rio y ve por fin su rostro, no puede describirse, este hombre no tiene palabras, pero le duele tanto verse así, ahora que lo piensa el nunca volvió a verse a si mismo, sus ojos solo le servían para ver sus pasos y recordar por donde tenia que regresar, de nuevo el miedo lo invade, en un intento por superarlo desliza su mano sobre el agua a punto de congelarse y refriega su rostro con ella, no puede creer que haya pasado tanto tiempo, la vida se le a echo tan corta, pues solo vivió para ella.

El tiempo es inclemente y siempre va corriendo, sin importarle las personas que le piden que espere, este hombre sigue ahí sentado, recostado, de pie, de rodillas, esperando, pero la tarde va cayendo y el horizonte cada vez más amarillo se va perdiendo, hasta el sol en un triste as de luz parece despedirse de aquel hombre, es tanta su lastima que siente el sol que intenta acompañarlo un instante más, pero el tiempo es tan ajeno al dolor humano, que lo obliga a marcharse, las estrellas van alumbrando y tiritando, y a lo lejos alcanzan a ver la escena del hombre triste y solitario como el más viejo tempano en el océano, ellas también sienten gran lastima por este hombre y les duele tanto, que ,entre ellas mismas, han marcado una ruta para que este hombre pueda seguir un camino cálido y lleno de vida, pero el aquí sigue esperando, ella es su vida, pero acaso ella será también su muerte, levántate, retorna tu camino, parecen decirle las estrellas, él, inmóvil es omiso a todo, todas sus fuerzas parecen unidas tan solo para la espera, él no tiene camino que retornar, él nunca tubo un camino, su punto de partida y su llegada siempre a sido ella, su camino solo existe si ella esta a su lado, el solo a deambulado en círculos todos estos años esperando este día.

El tiempo inclemente no se apiada de los vivos, el sigue en marcha. La doncella hace de su llegada una eterna espera, el hombre sigue en el mismo lugar, y el frio de este invierno, va entrando a sus huesos, pero el mismo clima tiene lastima de él, lo apena tanto, que le pide perdón, más nada puede hacer, es el tiempo quien ordena las estaciones, el mundo tiene que girar se dice así mismo el clima, este nada puede hacer para apaciguar el martirio del hombre, pero le da tanta lastima que le pide una vez más que lo perdone, nada puede hacer, se siente tan impotente, ya que teniendo al verano y a la primavera, sea justamente hoy cuando este hombre tenia previsto volver.

La noche sigue en marcha y la luna no se hace la desentendida, a ella también le duele mucho tener que observar este panorama, le da tanta lastima aquel hombre, que a decido posar su brillo sobre él, espera así que su amada encuentre mas rápido aquel lugar, si es que lo esta buscando, se lamenta de no poder ayudarlo más, sin embargo el hombre gira su vista hacia ella y le regala una gran sonrisa, este hombre aun con todo el frio del mundo en sus hombros se siente feliz de que no este solo y entre sus recuerdos busca la forma de cómo agradecer y el no poder hacerlo lo apena mucho, pues recordemos, este hombre no tiene palabras y solo regala sonrisas a los pocos que lo puedan ayudar.

El corazón es tan fuerte, que si quisiera quemaría más que el núcleo del sol, y tiene tanta vida que podría alimentar todas las praderas del mismo universo, así es el corazón de este hombre, pero ahora solo sabe bombear esperanza, el frio sigue penetrando el cuerpo del hombre, y este clima le pide perdón una y otra vez pues es tanta su pena, que le quiere dar a entender que no es que se haya ensañado con él, pero el tiempo inconsciente de la vida así lo a designado, el hombre con un ligero movimiento de cabeza parece hacerle notar que no hay problema, él también conoce como son los designios del tiempo, al mismo le toco vivir todo estos años lejos de ella gracias al tiempo, que la distancio de ella primero unas horas luego días y finalmente años, y este hombre aquí iluminado por una luna tan cercana a la tierra que parece que fuera a prenderse de ella en cualquier momento, se sigue manteniendo a la espera.

Es el tiempo tan ajeno al hombre como la vida no lo puede imaginar, el hombre, este hombre sin palabras, a llegado aquí justo ahora, a esta noche, la mas fría que el mundo recuerde desde la edad glacial, y sin embargo ahí esta y no parece tener la mínima intención de marcharse, su voluntad y su deseo de verla son más fuertes que el estremecedor frio que golpea sus huesos, pero este es un hombre y como un hombre esta destino a perecer en estas circunstancias como cualquier otro de su especie, y el tiempo aun sigue pasando, la esperanza se esta desquebrajando así como las hojas congeladas en las copas de los arboles en esta noche, este hombre esta sufriendo en este instante más de lo que pudiera dolerle los brazos y las piernas en esta larga espera, este hombre ya se esta desmoronando, le duele tanto y muy dentro de él en lo mas profundo de su ser sabe que ella no va llegar, pero es tanta su voluntad que ahí sigue esperando, y el tiempo sigue avanzando, el frio lo castiga, y los pequeños animales que por ahí habitan lo ven acurrucados los unos a los otros dentro de sus nidos y guaridas, y es tanta su lastima que todos quieren salir a rescatarlo, pero es tanto el frio, que ninguno se atreve y el dolor dentro de ellos se hace más grande.

En donde estas doncella de piedra que no apareces a socorrer a este hombre, en donde estas doncella de piedra que tienes el corazón más frio que el rio congelado de este lugar, gritan en silencio todos los seres que acompañan a este hombre en su agonía, pues es tanta la pena que se siente que las piedras han comenzado a llorar, ellas que hasta hoy eran inmóviles e inertes tienen tanta lastima de este hombre que en su aturdida visión, solo tienden a llorar y ponen de manifiesto que esta, la doncella del hombre, no es de piedra si no de un compuesto más frio que el mismo glacial polar. El hombre que por naturaleza es hombre cada vez esta más abatido siente que sus fuerzas lo empiezan a abandonar, se desvanecen; de pronto del cielo va cayendo un roció muy suave y despacio, que empieza arropar al hombre que yace en posición fetal en el suelo congelado, el roció que ya es nieve va cayendo lenta y muy, muy suave sobre el hombre, y de poco en poco intenta arroparlo, puesto es tanta la pena de este lugar que todas las nubes se unieron para brindarle un poco de nieve tibia, que no permitiera que el frio termine por destrozar sus pulmones, este hombre que por ser hombre sufre incluso más que la muerte misma, por la labor que a ella se le asigno tener; se toma de los brazos y como un niño sin su madre, perdido por primera vez intenta llorar pues recordó que las lagrimas caen tibias y le brindaran calor aunque sea un instante, pero es tan cruel el tiempo que las mismas lagrimas del hombre nacen congeladas en sus ojos y la desesperación es tanta y la angustia mayor que logran que el hombre pierda por unos segundos la razón, y entre estos sus últimos segundos, con la garganta congelada la nariz obstruida y sin poder mover los labios, este hombre que es más hombre que cualquiera que halla pisado esta tierra antes, siente como lejos de el están todas sus fuerzas y en su inconsciencia va dibujando una imagen un pequeño paraje, un jardín infinito, una tarde radiante con el sol y la luna en cada esquina del cuadro, con todos los demás seres que junto con él han sufrido tanto esta noche, y de momento va llegando entre rosas aquella, su amada, vestida un manto blanco más blanco que las nubes, se va acercando a él, y él le regala la sonrisa más hermosa del mundo y mientras ella posa sus manos sobre su cuello y él la levanta de la cintura, entre un torbellino de giros le dice lentamente: te amo.

La vida es tan corta y en ocasiones tan hermosa. En un solo instante en un solo suspiro y con una frase que se escucho en todos los rincones del universo el hombre ya no esta con nosotros se ha marchado, pero se ha ido con él corazón contento, pues aunque nadie lo crea dentro de su cuerpo inerte y congelado, su corazón aun se mantiene caliente y rojo como la aurora misma; el dolor es tan grande que el llanto de la misma tierra se hace presente, la escena le duele tanto que se rasga las entrañas y da una sacudida que remueve a todos dentro de ella y el tiempo, el gran verdugo del hombre, hace una pausa y por primera vez mira hacia atrás, él conoce mejor que nadie las reglas, el tiempo jamás debe voltear hacia atrás, pero esta vez lo hizo, pues es tanto el dolor que aquí se siente que no se puede mantener ajeno al mismo, aun así la muerte ya hizo su trabajo y aunque el tiempo también sienta este dolor la imagen del corazón aun tibio del hombre lo hace tomar un segundo aire y él continua con el que es el trabajo del tiempo, correr, correr y correr nunca mirando atrás, y tiene razón pues la muerte aquí ya hizo su trabajo y en este amanecer tan triste como nunca se vio, el sol llego tan solo para dar sus condolencias, pues la misma luna aun no se quiere marchar, y a un costado del cadáver de pie junto a el yace, su única compañía que velo por el desde que este nació, la muerte, y es esta quien sufre más y por un segundo maldice el trabajo que le toco tener y ruega a dios le brinde ojos por un instante, pues quiere hacer físico el dolor que tanto siente, es esta la muerte, tan temida y odiada por todos, que siente tanta pena por el hombre, por este hombre, pues la muerte también se ve como victima del tiempo, pero aun así sabe que este es su trabajo y lo seguirá siendo hasta el fin de la humanidad, reconoce que él así como el tiempo, sabe cuando llegara la hora para todos y en él no esta dar salvación, pero debido a que conoce quienes se van, sabe todo lo que ocurrirá en los últimas horas en la tierra de quienes le toque tomar sus vidas y muchas veces también tiene que hacer de narrador de las mismas como en esta oportunidad.
Depresivomonocromatico28 de agosto de 2008

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