Alguien le dijo una vez que lo mejor que podía hacer para aprender a ser feliz era intentar conocerse a sí misma. Ella siempre había tenido miedo de intentarlo por si no le gustaba lo que veía, pero le tranquilizaba pensar que nadie es tan malo como parece. En su caso, había descubierto que era una persona egoísta, soberbia, vanidosa y sobre todo vacía. Lo que mas le molestaba era que a pesar de todo, ella había dado muchísimo por los demás, pero nadie le había puesto los pies sobre la tierra para que pudiese darse cuenta de cómo era sin necesidad de descubrirlo ella sola viniéndose abajo. "Mañana será otro día, otro día igual..."

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