Su sentencia fue Quizá ya dijiste todo lo que tenías que decir y desde entonces mis manos enmudecieron. Y es que las palabras que salen de su boca siempre se convierten en autos sin derecho a recurso y si lo pienso es lógico teniendo en cuenta que mi vida se la debo a ella. Pero siempre es terrible, temible oír con que frase cerrará la puerta porque nunca sé si acierta o es que sus palabras precipitan los acontecimientos.
El caso que es desde entonces mi cerebro se secó y se convirtió en una dulce nuez que no sirve mas que para comerla cuando ya no tienes filete en la mesa.
Desde entonces doy vueltas, abro y cierro la ventana, pero nada, no pasa nada por mi cabeza, nada que contar, nada que imaginar
. nada mas que decir.
No me digas esas cosas bella di?fana.
Claro que s? tienes cosas que decir. Todos tenemos cosas que decir, y m?s tu, que llevas tanto tiempo sin hacerlo.
Empieza; y ya ver?s entonces como las palabras salen volando solas.
Me alegro much?simo de volver a leerte.
Un abrazo muy grande para ti.
?nete a mi y a los dem?s. Ya ver?s qu? bien lo pasaremos.