La sumisión me abandona sobre un jardin ya muerto,
los zurcos de un tiempo adverso parece ya perpetuo,
siento caer mi cuerpo una vez mas un millón de veces,
pero esta vez nada duele y el cansancio se hace errante.
La mirada detras de los ojos se retuerce fuera del futuro,
buitres sobrevuelan los pasos quietos como árboles,
las mazmorras ocultas se llenan de llantos pasados,
hasta la luna cae sin luz en la fría tierra del jardin olvidado.
Quizas algo debio crecer con frutos llenos de deleites,
pero el miedo se levantó como una sombra fuera del espejo,
irreal desde el primer momento como brisa fugaz de verano,
algún delirio con forma de hechizo se llevó mis ilusiones todas.
Mis rodillas se hunden en la tierra soñada donde yace solo lo imaginado,
flores nunca vistas han de morir en la imaginacion que las sembró,
cantos de aves blancas es lo único que asombra y resiste en mi alma,
bajo la pesadumbre de mi cuerpo exhausto hoy yace mi mustio jardin.
La tristeza y el desanimo invaden toda la poesía, desaparecieron las fuerzas que empujan hacia la esperanza de volver a ver el jardín florido.
Un abrazo grande Diego.
Una vez escribí el símil de estar en un barco ligero en medio de una tempestad buscando desesperadamente
la luz de un faro para poder poner rumbo a un lugar a salvo y libre de inquietud.
Como la vida misma a veces nos sentimos perdidos y sin rumbo deseando tener esa brújula que de paz a nuestro interior.