Alterados mis sentidos, mis manos lentas, comienzan a percibir lágrimas que salen de mis dedos, parece todo disolverse, flotan sombras, remolinos de sentimientos se tiñen de paz.
La vida se mueve en todas las direcciones, vuelvo a retroceder, los caminos se hacen infinitos, se mueven como ríos, pasa una nube baja, le pongo una vela, navego por el cielo sin rumbo.
Desafiando el destino, voy por las rutas del desapego, busco corazones con el mismo latir, me hago amigo de soñadores en un mundo extraño, resisto el impacto de palabras impropias con almas impuras, que vagan en mi tránsito, combato como gladiador lenguajes que moldean mentes siniestras, vocabularios que destruyen por básicos, palabras déspotas y la sangre que proviene de palabras demoníacas que se quieren llevar almas blancas y sensibles.
Luego, por fin, llego al universo de las palabras sublimes, donde solo habitan sabios, poetas y filósofos maestros, que expanden nuestras dichas como un baile de flores vaporándose de delicia ancestral, dejando pensamientos de infinita pureza, mundos de corazones puros, corazones con alas plateadas, columpiándose en el olimpo sagrado, elevados, escribiendo versos con la miel, con la sensible bondad de una lagrima que sale directo del corazón para caer en el aura de un alma recién nacida.
Las palabras pueden ser tan mágicas como el universo mismo, pueden causar el mismo placer que el cosmos ingresando a nuestra conciencia, pueden transmutar nuestro espíritu a cualquier lugar, prescindiendo del tiempo; como un sueño besando las estrellas.
Como una caricia para mis sentidos me llega tu prosa.
Te felicito prosa poética en todo su esplendor.
Un abrazo Diego.