Quizás debía suceder así,
tan inesperada como la vida,
inesperada como una estrella,
sin rostro, ni forma, etérea, brillante.
Bajo el mismo cielo y la misma luna,
no hay sonido ni voces,
una amistad que atraviesa el océano,
una amistad que solo toca el alma.
Un universo de letras y amistad,
letras que nacen por doquier,
letras invisibles y lacónicas,
letras inspiradas he inesperadas todas.
La distancia que se diluye en el tiempo,
una amistad sin condiciones que respira,
hacia un viaje de lejano destino,
tan misterioso, como tan inesperado.
Que bonita es la amistad que llega de improviso y te alegra el alma.
Precioso poema Diego, un abrazo grande.