Un instante ingrávido de futuro se instala en mi garganta muda, la vista palidece en manos que dibujan destinos inquietos, desde una nada de origen incierto.
Inéditas voces impactan a lo lejos por un sendero mágico, el universo exultante penetra hacia los limites oníricos, donde lo primate deja de existir.
Pies invisibles mueven cuerpos sin rumbo, el viento se lleva lo que queda, y cesa por competo, el misterio del alma inmortal yace indómita, allí, donde el pensar se agota y la razón es inútil.
Desde la más serena plenitud el alma viaja libertina, entre el silencio de una levedad que mece la paciencia, inmersa en la noche más bella e inmaculada, mientras comienzan a desbordar sus insondables infinitos por doquier; la eternidad... observa inevitable, el pasar de todos los tiempos.
Excelente.
Abrazos