Recuerdo cuando a muy corta edad miraba las estrellas, la contemplación terminaba agotando mi comprensión, en una suerte de fascinación sin respuesta, envuelto en viajes infinitos que me llevaban de un sueño a otro, con una perpetuidad alucinante, sin fin, sin otro resultado que el goce total.
Eran noches siempre sin tiempo, en algún cielo por allá perdido en mi infancia, era mayor aun la dicha, si alguna estrella fugaz se atravesaba en el firmamento, tengo mala memoria, pero estos tiempos siempre me hicieron muy feliz.
Tanto tengo para agradecer de aquellos años, que muchas veces en solitario y sentado en una vereda, solo con la mirada atenta, logre llenarme con todo el infinito del universo, hasta llegar el agobio total de todo mi ser.
Yo también miraba al universo y mi entendimiento se perdía, con las estrellas pedía un deseo que sigue siendo el mismo, hoy hay menos estrellas fugases o miramos menos al cielo, pero creo que siempre mi deseo fue correspondido, ahí en la inmensidad es donde más me evadía hoy lo recuerdo como tu lo has hecho, es un canto a la libertad. Me gusta lo que relatas y como lo haces. UN SALUDO CHANI.