Las luces y las sombras recorren el dilema de un pensar difuso, quizás, el caminante silencioso y absorto se convierte en lo que ve, y se pierde en su intimidad siendo solo eso.
Sensible y frágil, el sentir apabulla las formas, para percibirlas, y luego mezclar entre la piel y los límites, el dialogo mudo explora, pronto la existencia se difumina y cambia.
Siembras de futuro que abandonan los designios pasados que no pudieron ser, crecen nuevamente.
Los ojos recorren todas las profundas miradas, y se las lleva junto al viento, hacia curiosas aventuras por vivir.
Un eco, ilumina pasos perdidos sin dirección, y nacen muchas vidas que parecen árboles, muros enigmáticos de espejos levantan laberintos.
El espíritu explora el mundo y sus fascinantes maneras de sentirlo, inspiro muy hondo, y mientras exhalo; nada se queda quieto.