El insigne mago presentó la chistera ante el numeroso público que se había congregado para observar el milagro, dejó la chistera sobre la mesa, tocó con la varita mágica, hizo los gestos propios de todo gran prestidigitador, metió la mano en la chistera y... !zas!... !milagroso!... !no sacó un conejo vivo sino que sacó una hermosa zanahoria!.