Legamos muy lejos... para entender las órbitas de nuestros amores tanta veces revividos en el resplandor de las distancias. Lllegamos lejos... para abrazarnos a la pequeña cintura de los sentimientos y nuestros brazos se quedan firmes en su alma durmiente como piedra del misterio.
Hemos nacido para vibrar y vernos y olernos y medrinos en la sonrisa y el canto penetrante de los recuerdos con melodçia continente. Llegamos lejos... hasta llenarnos del cántaro del mediodía hundiendo nuestros cuerpos en un vivir aquí, en la cercanía rósea del nimbo vivo.
Y saltamos el límite de las diferencias para construir sueños en la tierra hecha vida.