A esta hora en que nacen los encuentros se transforma el boulevard de mi barrio en un rastro de rostros humanos buscando, en su caminar, un dia con alma. Hoy, jueves, una joven complacencia de insistires camina en el espeso amanecer de los cafés humeantes. Hay vida dentro de la vida. El aire agita las manos saludando delante de los ojos de los transeúntes y la razón da espacio para disfrutar del sinuoso fluir de la corriente humana.
Hoy inventaré nuevos nombres a lo largo de la vida para no olvidarme de sentir, para descontar en mi agenda un nuevo instante, para darle un trocito más de esperanza a esta mi inquieta sensación de ser uno más en la riada.
Y mientras tanto todo el color de tus pupilas me late y te nombro en las esferas de este reloj que has introducido dentro del viaje de mi alma.