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El Día que Hablé Con Cervantes

Verano bochornoso. El calor penetra por la boca. Tú y yo conociéndonos a través de unos granizados en el madrileño Paseo del Pintor Rosales. Yo estoy contándote miles de tonterías y tú sólo ríes sin parar. Lo que no sabes es que por dentro estoy pensando incesantemente en cómo poder besar esos tus sensuales y frescos labios sin tener que recibir una bofetada porque, al fin y al cabo, sólo eres una desconocida que ríes sin parar porque cuento miles de tonterías. Soyu payaso infantil pero por dentro me corre a borbotones una sangre revuelta que en mis sienes cocentra ardor trascendental.

La tarde va pasando ligera y yo me estoy sintiendo cada vez peor ante tu perturbadora presencia. Yergues tu cuerpo. Tus senos son dos firmes naranjas en el naranja atardecer... y de pronto todo se hace noche y se acaba tu carnaval de risas porque has decidido marchar. Te pierdes en la sombre del portal con el punto de mira ya inevitablemente fijo en el avión que te llevará a París en la madrugada. París no es siempre una fiesta... sobre todo para quienes hemos perdido la ocasión de besar unos labios rabiosamente frescos...

Estoy solo. Terriblemente solo y aturdido. Necesito alguien a quien poder contar cómo se inició todo, cómo se desarrolló todo y cómo todo se acabó en seis rápidas horas.

Pienso en Andrés, en Paco, en Elena... pero Andrés está ahora en su penúltimo burdel de la zona de Fuencarral con su inveterada costumbre de la prostitución, Paco hace tiempo que anda por Barcelona con sus poesías esotéricas bajo el brazo y Elena ya no cree en mí desde que Alfonso le ha metido en la cabeza la maquiavélica idea de que yo soy sólo un donjuán sin sentimientos. ¿Qué tendrá Alfonso para ser siempre tan miserable?. Está bien que quiera echar un polvo con Elena pero... ¿por qué se empeña tanto en echar cenizas sobre mi cadáver?. Elena y yo hace ya meses que no tenemos nada en común, salvo esa vieja amistad que ahora está zozobrando por culpa de las cabronadas de Alfonso.

Lo mejor que puedo hacer, para olvidarte, es irme a Lavapiés y emborracharme en la tasca del Venancio lo mismo que hace Juan Manuel todos los fines de semana. Pero no. Yo no quiero olvidarte. Yo sólo deseo recordarte para siempre. No olvidarte jamás.

Y entonces comienza mi locura. Corro hacia el Templo de Debod como un lunático sacerdote de la Isis nocturnal... pero reboto en las escaleras y bajo a tropel hasta llegar a la Plaza de España. Me quito los zapatos. Me quito los calcetines. Plenamente descalzo me siento en el verde césped para paralamentar prolongadamente con las estatuas de Don Quijote y Sancho Panza. Total, yo ya estoy más loco que los dos juntos...

- !Bellaco imberbe juvenil!. ¿Cómo osas perturbar con tu insolente presencia mis profundos pensamientos?.

- !Tened compasión de él, mi señor Quijote!. Parece simplemente un muchacho enamorado.

- Muchacho o fantasmagórica transformación de algún diabólico jerife... hablad de inmediato si no queréis que os atraviese con mi adarga!. ¿Qué habéis venido a tramar en mis moradas?.

- Caballero de La Mancha... vos que sabéis tanto del desamor... ¿qué tengo que hacer para olvidarla?.

- Veo que sois muy tierno en estos menesteres. Para olvidarla no podéis hace nada salvo encomendar vuestra alma al Destino. !Es imposible olvidarla!.

- No sois muy gemeroso con él, mi señor Quijote.

- !Callad tragaldabas!. Cuando dos hombres hablan de olvidar el amor, los que sólo saben de pitanzas deben guardar silencio.

Llega un profundo silencio desde la Red de San Luis bajando a lo largo de toda la Gran Vía...

- !Oídme, jovenzuelo!. !Este silencio sólo es la antesala del ruido estremecedor de los diablos que vienen a gozar del festín de tus sentimientos!.

- Don Quijote... !ayúdeme a superar el miedo!. !deseo acabar con este dolor!.

- !Callad, muchacho!. !El dolor forja a los hombres hasta convertirlos en heroicos personajes de viejas leyendas!.

Entonces me entra un rayo de lucidez y entiendo que el personaje que está verdadera y locamente enamorado de Dulcinea no es Don Quijote sino el mismísimo Cervantes...

- Don Miguel... ¿qué puedo hacer para olvidarla?.

- No la olvides, muchacho. Lánzate hacia la primera magnitud de tus sentimientos. No pierdas el tiempo hablando con marmóreas estatuas. Búscala esta misma noche y bésala sin compasión...

Penetro en la locura de la enésima potencia. Dejo mis calcetines, mis zapatos y mi sangrante corazón en el jardín de los olvidos y me lanzo calle arriba. Llego a Martín de los Heros 36. Subo al segundo piso. Llamo. Ella me abre y yo la beso sin compasión en los frescos labios como me ha aconsejado mi amigo Miguel Cervantes...

Por último llega la total y definitiva locura en aquella habitación de la República del Manicomio.

El avión de la madrugada, con destino a París, se eleva con la ausencia de una pasajera... una pasajera que está en la cama aromatizando todas mis sensaciones
Diesel15 de diciembre de 2008

6 Comentarios

  • Dama

    Diesel, Me ha encandilado, me ha gustado, es el cuento de amor m?s dulce que he leido.

    Eres un loco maravilloso.
    Imagino que ese cuento tiene algo de real.

    Es bell?simo.

    te felicito y te envio un besote vor?mico .

    15/12/08 07:12

  • Aroint

    Me has maravillado Diesel... que relato mas bueno es imaginabao tierno y profundo... que forma de expresar uan idea en todos los niveles desde el mas carnal hasta el m?s profundo... me he quedado impresionado y sin palabras.

    Me lo guardo en favoritos es magn?fico.

    Un abrazo.

    16/12/08 10:12

  • Diesel

    Gracias Dama. Dicen los analistas de la literatura que los escritores y escritoras siempre que escribimos ficciones o cuentos o relatos tambi?n exponemos partes de la realidad en ?l. Efectivamente. As? es. Un besote.

    16/12/08 11:12

  • Diesel

    !Un abrazo Aroint!. Gracias por tus elogiosas palabras. Paso ahora a ver si puedo leer algo tuyo.

    16/12/08 11:12

  • Artalia

    el ferido de punta de ausencia y el llagado de las telas del coraz?n, dulcisima Dulcinea del Toboso, te envia la salud que el no tiene. Si tu fermosura me desprecia, si tu valor no es en mi pro, si tus desdenes son en mi afincamiento, maguer que yo sea asaz de sufrido, mal prodr? sostenerme en esta cuita.

    17/12/08 12:12

  • Diesel

    jejejeje Artalia... !qu? buen comentario cervantino!... un besote... me gust? tu interpretaci?n... y ?nimo y hacia adelante... que la vida est? llena de sue?os locos...

    17/12/08 10:12

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