Entre el "ven" de tu voz y el "ya voy" de mi camino, sólo existe una corta distancia que el pañuelo de la bienvenida nos la hace corta. Y nos vemos. Y nos reencontramos. Y volvemos a jugar con nuestros sueños de adolescentes caminando por entre las sombras de aquella higuera donde enjuiciábamos al mundo con nuestras críticas delatoras. Y luego... los besos... y el correr de los minutos por el tranquilo paseo de la Alameda del Cisne... allí... en nuestra fantasía imaginativa donde la ciudad doblaba su última esquina para darnos paso al sentimiento...
Así avanzamos por la selva espesa de estos nuestros reencuentros cotidianos en que el noble destino de nuestras memorias se nos van entrecruzando con múltiples verbos de sílabas amistosas y amorosas...
Quizás es que resulta verdadermaente bello contemplarnos hermenéuticamente habitando los espacios de tu voz y mi camino... las llegadas y las venidas por las avenidas de los vientos... y circular en orden gravitatorio por entre esos pañuelos-señuelos de nuestras fantasías.
Bendito reencuentro, adorables recuerdos, y hermoso texto, Diesel.
me encanta que escribas con tanta entrega y amor.
Besos.